domingo, 12 de abril de 2009

LAS CONCEPCIONES DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE EN PROFESORES Y ALUMNOS.

A través del desarrollo de la humanidad, una de las problemáticas principales que la Didáctica atraviesa es la falsa concepción que tenemos de enseñanza y aprendizaje. Lo más grave es que los docentes en su gran mayoría, desconocemos a ciencia cierta el término correcto de ambos conceptos. Si bien es cierto que la Didáctica Crítica nos permite hacer una reflexión a fondo de nuestro quehacer educativo, caemos en el error de considerar a la escuela como un centro de entrenamiento rigorista, lo que nos remite al modelo tradicionalista. Debemos hacer frente a esto, la tarea inicial consiste en ubicar nuestra acción en la escuela tomando a ésta como una institución inmersa en el conjunto de lo social. Es decir, la escuela es para la sociedad en la que está instituida. Jacques Guigou, al referirse a la escuela nos dice: “escuela...cuartel” “represión administrativa”. Las palabras de este autor son claras y contundentes, hemos considerado a la escuela como un tipo de institución militarizada, de mucho rigor; obviamente, este es un aspecto netamente tradicionalista. Siguiendo esta línea, podemos mencionar que la labor del docente es realizar o echar a andar un conjunto de "institucionalizaciones" que tienen lugar en el aula. Tal parece que todo está predispuesto, pues se hace una rutina diaria todas las actividades que realizamos en el salón de clases. Las concepciones entre lo que es el profesor y el alumno son claras y tajantes: uno posee el saber y el otro lo necesita; uno entrega, el otro recibe.
Por otra parte, y de forma positiva, existen docentes interesados en su trabajo, quienes se preocupan por prepararse más en distintos ámbitos, es aquí donde se presenta la tecnología educativa, misma que ha participado en la introducción de innovaciones en la escuela y en el aula. La tecnología educativa se apoya en la concepción de que el aprendizaje es una modificación de la conducta, se interesa por la conducta observable y particularizada, susceptible de ser provocada y controlada, la enseñanza se centra en el reforzamiento de conductas y, en consecuencia, en la programación de las circunstancias contingentes. Para la tecnología educativa, el hombre, es un objeto a manejar, se le moldea “científicamente”, se le vuelve eficiente como individuo, se le impulsa a competir con otros y con él mismo.
Por otro lado, apoyados en la Didáctica Crítica, no se puede menos que considerar la realidad como histórica y dialéctica, lo cual nos conduce a abordarla como una totalidad: para aprender es necesario aproximarse a la realidad y obtener de ella una lectura progresivamente más verdadera que resulta de la práctica social acción – reflexión. Se aprende por y con los otros, se trata de un grupo de personas construyendo diversos objetos de conocimiento, cuyas acciones lo transforman a sí mismo e inciden en los procesos de cambio de la sociedad. Ingresamos entonces a un nuevo conocimiento llamado: aprendizaje grupal. Esto conlleva según la maestra Edith Chehaybar, a ubicar al docente y al estudiante como seres sociales, integrantes de grupos. Se aprende a pensar en grupo; con otro se afrontan procesos de esclarecimiento tanto de aspectos relativos a una materia de estudio como de las dificultades y los problemas que implica este tipo de trabajo. En el aprendizaje grupal entran en juego dialéctico el contenido cultural (información) y la emoción (atracción, rechazo, movilización de la afectividad), para obtener la producción de nuevas situaciones, tareas, soluciones, explicaciones, etc. La acción del docente encaminada a la producción de aprendizaje socialmente significativos en los alumnos, también genera cambios en él, ya que posibilita aprender de la experiencia de enseñar, por la confrontación de su teoría con su práctica. Por consiguiente, el profesor obtiene múltiples aprendizajes significativos en este proceso y está en condiciones a su vez, de promover en sus alumnos aprendizaje del mismo tipo y del mismo modo por la reflexión y acción conjunta de profesor y alumno. El conocimiento adquirido se convierte de este modo en instrumento de indagación y actuación sobre la realidad, ya que no se trata de una información acabada que obstaculiza los procesos de aprendizaje, sino de un deber que enriquece, que se construye a partir de las contradicciones y de los conflictos con sentido social. Para promover un salto cualitativo en las concepciones de enseñanza y aprendizaje, una Didáctica Crítica tiene que recuperar la unidad dialéctica que existe entre ellas; se aprende mientras se enseña y viceversa, es un interjuego permanente. Un educador – educando y un educando – educador, en la institución escolar, significa potencialmente el cambio en las funciones que tienen asignadas.

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